Otro

inkasex
5,168 vistas · 5 meses hace

⁣Reynell llegó a la casa de su amigo esperando pasar una tarde relajada, como lo hacían a menudo. Tardó unos segundos en notar que no había nadie más que la empleada del hogar. Jennifer Naranjo, una mujer madura de piel suave y figura curvilínea, lo recibió con una sonrisa amable. Vestía ropa cómoda para limpiar, pero a Reynell no le pasó desapercibida su belleza. "Lo siento, tu amigo no está", le dijo ella con una voz dulce mientras se agachaba para recoger una escoba. Reynell, un hombre atlético y seguro de sí mismo, no pudo evitar admirarla.

Mientras Jennifer limpiaba la sala, la conversación entre ambos fue fluyendo de manera casual, aunque en el aire se percibía algo más que simple cortesía. A medida que hablaban, sus miradas se cruzaban con mayor frecuencia, los silencios se hacían más largos, y la tensión entre ellos era cada vez más palpable. Jennifer, con su porte seductor pero elegante, parecía perfectamente consciente de la atención de Reynell, quien, sorprendido por la química inesperada, trataba de mantener la compostura, aunque sus ojos delataban otro tipo de interés.

Finalmente, el ambiente cargado de deseo culminó cuando Jennifer, pasando cerca de él mientras limpiaba una mesa, se detuvo y lo miró a los ojos por unos segundos que parecieron eternos. Sin decir palabra, Reynell se acercó lentamente hasta que, en un impulso inevitable, ambos se encontraron en un apasionado beso. La tensión contenida explotó en ese momento, y el beso fue profundo, intenso, como si hubieran estado esperando ese instante desde que él cruzó la puerta.

inkasex
4,960 vistas · 6 meses hace

⁣Javier llegó a la casa con su maletín de herramientas, preparado para lo que pensaba sería una simple reparación de tuberías. Al tocar el timbre, el sonido de pasos suaves se acercó y, cuando la puerta se abrió, quedó impactado. Frente a él estaba Ana, una amiga de la infancia a la que no veía desde hacía años. Ambos se miraron con sorpresa, intercambiando sonrisas nerviosas mientras el pasado volvía a la mente de ambos. Ana lo invitó a pasar, y mientras lo hacía, sus ojos no podían dejar de observarse con curiosidad.

Mientras Javier se concentraba en reparar las tuberías, sentía cómo la presencia de Ana lo desconcentraba. Sus movimientos eran cada vez más lentos, y la conversación que fluía entre ellos parecía cargada de una tensión que no habían sentido cuando eran más jóvenes. Ella, por su parte, lo observaba desde la puerta de la cocina, cruzando los brazos mientras sonreía sutilmente, como si entendiera perfectamente lo que estaba ocurriendo entre los dos. Cada palabra intercambiada aumentaba esa tensión , ese deseo no dicho que ambos comenzaban a sentir.

Al terminar la reparación, Javier se levantó y se encontró con Ana a pocos centímetros. La cercanía era inevitable, y ninguno de los dos se apartó. Sus miradas se volvieron más intensas, sus respiraciones más profundas. Fue Ana quien dio el primer paso, acercándose un poco más hasta que sus labios rozaron los de él. Sin dudarlo, Javier respondió al beso, sellando en ese instante lo que había quedado pendiente entre ellos desde hacía mucho tiempo. Llevándolo a su habitación, lugar donde continuarían dejando salir el deseo contenido hasta terminar follando.

inkasex
2,534 vistas · 6 meses hace

⁣EL EXORCITA

inkasex
3,904 vistas · 6 meses hace

⁣Lucía llegó a la casa de su amigo Andrés, luciendo un vestido elegante que realzaba su belleza natural. Al entrar, notó que no estaban solos. Un joven atlético, de sonrisa encantadora y mirada intensa, la observaba desde el sillón. Aunque no lo conocía, su presencia encendió algo en su interior que no pudo ignorar.

Mientras la conversación avanzaba, Lucía empezó a lanzar miradas sutiles y sonrisas cómplices al acompañante de Andrés. Él, atento a cada gesto, respondía con miradas profundas y una ligera sonrisa que dejaba entrever su interés. La tensión entre ellos crecía, palpable pero contenida por la presencia de su amigo.

Finalmente, Andrés salió de la sala por unos minutos, dejándolos a solas. Lucía no perdió tiempo; se acercó lentamente hasta quedar a pocos centímetros del joven. En ese momento, la tensión acumulada explotó y, sin decir una palabra, empearon a besarse intensamente, para acabar teniendo el mejor sexo de sus vidas en aquel sofá.