El Amigo De Mi Padrastro
María, una joven de 19 años, se encontraba en el sofá, charlando con Roberto, el viejo amigo de su padrastro. La conversación comenzó de manera ligera, hablando sobre música y películas, pero poco a poco fue tomando un tono más personal. Roberto, con su sentido del humor y su confianza, la hacía reír, y en algún momento comenzaron a hablar de temas más íntimos, como las relaciones y el deseo. Cada palabra parecía acercarlos más, hasta que las miradas que se cruzaban ya no eran tan inocentes.
El ambiente en la sala cambió cuando una pausa prolongada se instaló entre ellos. María sintió que su corazón comenzaba a latir más rápido mientras Roberto la observaba con una intensidad que no había sentido antes. Las bromas desaparecieron y lo que quedó fue una corriente de tensión difícil de ignorar. Ninguno de los dos se movió por un instante, hasta que Roberto se inclinó ligeramente hacia ella, como midiendo su reacción. María, sin apartar la mirada, hizo lo mismo, y en un segundo, sus labios se encontraron en un beso que rompió el silencio.
El beso comenzó suave, casi tímido, pero en cuestión de segundos se volvió más profundo. Ambos parecían sorprendidos por la rapidez con la que la conversación había dado un giro inesperado. María no supo cómo llegaron allí, pero en ese momento, todo lo demás desapareció; la única realidad era el calor de ese beso que compartían en el sofá.